sábado, 18 de diciembre de 2010

EL DILEMA DEL HOMBRE HACIA LA MALDAD

“CREO QUE ESTAMOS TODOS LOCOS”

Por: Cristina Castro Mitma *

Cuando alguien nos pide una opinión sobre lo que está ocurriendo en nuestro planeta, solo me pongo a pensar en lo difícil que lo estamos pasando, pues se trata de imponer ideologías que no son nuestra y sobre todo que se presta para intereses personales de grandes oligopolios.

Creo que ciertamente todos estamos locos, es mas lo confirmo cada vez que tengo la oportunidad de internarme en algún tema o en alguna sitio que antes desconocía. Todo se parece pues a una terrible conspiración contra la vida, tal vez una suerte de pacto entre las diferentes corporaciones mundiales que se ufanan por su poder económico sobre la tierra.

De nuestras potencialidades que son muchas y sobre todo variadas hemos cogido la peor, es decirla más fácil y destructiva. Nuestra codicia creció enormemente en perjuicio de nuestra compasión y solidaridad, esto no quiere decir que la mayoría de seres humanos se incline por la destrucción, simplemente hemos estructurado un sistema que cada día nos lleva a la destrucción y del que ya nada nos puede salvar y mucho menos librarnos.

Somos prisioneros de nuestras propias creaciones y salvo un inesperado cambio o de lo contrario seremos victimas de nuestras propias creaciones, los ejemplos relucen sin hacer mucho esfuerzo. No existe un solo campo puro, incluido las investigaciones científicas que nos termina orientando hacia el polo negativo en esta brújula de supervivencia. Me hablan de nuevas medicinas y lo celebraré, pero luego me dicen cuantos realmente se benefician con ellas y termino deprimido.

Me hablan de nuevas armas para mantener a paz y solo puedo reír por no llorar, caso contrario podría morir ahogado. Me hablan de los fabulosos avances en los medios de comunicación, pero que de aquel hombre cada vez más aislado dentro de su país, muchas veces hasta neurótico por tanta mentira. Me hablan de la fe religiosa y solo tiendo a callar, pues aun disfruto de los que aun gozan haciendo humor y contando cuentos.

Me hablan de Democracia y de libertad, y no puedo evitar que mi cerebro imagine los símbolos que lo representan y menos aún podré evitar una enorme sensación de vergüenza y derrota, al sentir que la institucionalización de la mentira ha penetrado y corrompido lo más profundo de nuestro propio imaginario.

Me hablan de justicia social y entonces me pregunto que es eso realmente y evitaré a quien lo haya mencionado, al salir a la calle y ver las distintas miradas que claman por amor a DIOS “Justicia”. Me hablan de los esfuerzos por preservar la naturaleza y el medio ambiente y allí también callaré, por no llorar o reiré hasta que mi carcajada se convierta en lágrimas. Me hablan de libertad de prensa y me pongo a pensar en las poquísimas excepciones que confirman tal acto; así también los medios de comunicación se han transformado en un vil negocio en vías de expansión.

Es por todo ello que urge pues un nuevo sistema que cada día nos enseñe y oriente una vida más justa y sobre todo más humana, donde prime la vida de la persona antes que los apetitos voraces económicos del hombre que se cree dueño del mundo y sobre todo con capacidad para decidir qué país vive en el progreso o el retraso, lo cual nos convierte en seres no dueños de nuestra vidas y que cada día somos fiel copia y reflejo de de lo que ellos quieren que seamos, a lo cual me resisto y no pienso adaptarme tan fácilmente.

NOTAS AL FINAL

* Alumna del III ciclo de estudios de la Escuela de Derecho de la Universidad César Vallejo - Sede Lima Este.